
En 1914, se declaró la 1ª Guerra Mundial, Francia movilizó al ejército y se preparó para la campaña militar que le esperaba. Francia creía que la victoria sería rápida y además podrían vengarse del desastre que sucedió en 1870-71 y que conllevó la perdida de los territorios de Alsacia y Lorena. El ejército contaba con varios millones de hombres, pero no estaban preparados tácticamente para un conflicto tal como en el que iban a participar. A finales del s. XIX se habían diseñado armas que tendrían que haber revolucionado las tácticas militares, pero no fue así, ya que al principio de la guerra se siguieron utilizando la caballería, la línea de fusileros y las cargas de infantería al estilo napoleónico.